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19 El premio del bueno es la vida,
y el del malvado es la muerte.

20 Dios no soporta a los malvados,
pues piensan sólo en la maldad;
en cambio a la gente honrada
le muestra su bondad.

21 Una cosa es segura:
Los malvados no quedarán sin castigo,
pero la gente buena se salvará.

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